a dieta del Paleolítico o mejor dicho el
estilo de vida Paleo, se puso de moda especialmente en EE.UU hace ya algunos
años, su éxito se debió no sólo a su originalidad sino también a los resultados positivos y contundentes en
la pérdida de peso, la lucha contra la
diabetes, el colesterol, la depresión, el acné, la fertilidad, etc, pero también, al gran movimiento que se produjo en las redes
sociales. Esta dieta no es nueva; uno de los pioneros fue el Dr. Weston Price que, si bien no
propuso la dieta Paleolítica tal como la conocemos ahora, observó a comienzos
de los años 30 cómo las dietas tradicionales de poblaciones no industriales
presentaban diez veces más vitaminas y nutrientes que la dieta de nuestra
moderna sociedad occidental. Sobre el Dr. Price nos extenderemos en otro post
porque es muy interesante conocer su trabajo en antropología y salud. Otro
doctor, a principios de la década del 60, llamado Roman Shatin sugirió que
cereales como el trigo y centeno, alimentos “nuevos” no eran compatibles
biológicamente con el metabolismo humano a causa de la proteína que los
contiene, el gluten; ocasionando una intolerancia conocida hoy en día como la
enfermedad celiaca. También, el Dr. S.
Boyd Eaton, con su artículo llamado Paleolithic
Nutrition en la prestigiosa New
England Journal of Medicine en 1985, mostraba que la alimentación ideal para el ser humano se correspondía
con aquella de la Edad de Piedra, observando que las poblaciones
actuales que viven de acuerdo a la caza y a la recolección no conocen
enfermedades como las anteriormente mencionadas.
Fue
sin embargo, que esta dieta se hizo famosa por el Dr. Loren Cordain con su libro The Paleo Diet donde describe cómo debe
seguirse en nuestra época. Muy bien, se trata entonces de adoptar el régimen
alimentario de nuestros ancestros que habitaron durante este periodo. El Paleolítico básicamente designa el periodo durante el cual el hombre realizó
industrias de piedra tallada y practicó una economía de caza y recolección.
Este periodo cubre la mayor parte de la era cuaternaria, o sea, más de 2
millones de años hasta los últimos 9 mil años.
Pero esta dieta se centra especialmente en la alimentación de los últimos 750 mil años
hasta los comienzos de la época agrícola. Los alimentos prohibidos serían los del
Periodo Neolítico de sólo 10 - 9 mil años de existencia, conocido también como
el periodo de la invención de la agricultura. No pan, no leche, no quesos, ni cereales
enteros o integrales, ni legumbres, ni alcohol.
Mucho menos aún, alimentos súper modernos que forman parte de nuestra dieta actual
y que tienen en nuestro planeta poco más de 100 años, como las papas fritas, el
azúcar blanco, la bebidas gaseosas, el red bull, los aceites hidrogenados como el de girasol,
las margarinas y los lácteos pasteurizados, galletas, gomitas, etc.
Qué nos queda entonces? Carnes, vegetales,
frutas, nueces, semillas y huevos.
Se trata entonces de una alimentación
evolutiva, que fue cortada y reemplazada por la aparición de la agricultura.
Dejamos así, nuestro ancestral modo de comer, el cual configuró nuestra
biología y nos hizo Homo Sapiens Sapiens! El siguiente cuadro presenta una
tabla más o menos completa de la forma
de comer Paleo.
Alimentos Paleo
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Alimentos a evitar
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Paleo no estricta
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Carnes: Res,
cordero, salmón atún, sardinas, la mayoría de pescados y mariscos. Pollo,
pavo, avestruz, liebre, cuy, tortuga. También las carnes de caza como la del
jabalí, oso, venado, etc. Muy importante es que sean animales alimentados con
su dieta natural y original. En el caso de la vaca por ejemplo, que sea
alimentada con pasto.
Vegetales: Casi
todos, ya sean crudos, al vapor o fermentados.
Frutas: Casi
todas, prefiriendo las fresas o frutos del bosque y las no tan dulces.
Grasas: Aceite
de Oliva, aceite de coco, mantequilla clarificada (ghee), grasa de ganso, de
pato, de cerdo.
Nueces: almendras,
pecanas, nueces de cajú, nueces, semillas de calabaza y de girasol.
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Leche, quesos, yogurt.
Cereales: Trigo,
en forma natural de grano o como pan blanco o integral, pastas, pizzas,
galletas, tortas y todo lo que utilice harina de trigo. Centeno, avena,
maíz, arroz, quinua, kiwicha.
Legumbres: Frejoles,
lentejas, garbanzos, soya, mantequilla de maní.
Tubérculos: Papa,
yuca, camote.
Grasas: Margarinas,
aceites vegetales como el de girasol, de maíz, de soya, etc.
Azúcar en sus diversas formas: Azúcar
de mesa, blanca o morena, gaseosas, caramelos, chupetes. Miel en moderación.
Jugos o extractos de frutas: Envasados
y/o frutas naturales muy dulces, su contenido en fructosa es muy alto.
Jarabes de maíz con alto contenido en fructosa.
Embutidos: Hot
Dogs, jamones y otras carnes de mala calidad con aditivos y colorantes.
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Se puede incorporar leche cruda, yogurt,
mantequilla (ghee) y quesos provenientes de animales de pastura.
Vegetales con alto contenido de almidón como las
papas y camotes. Con moderación.
Arroz. Con moderación.
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Pero se preguntarán, ¿la
alimentación Paleo fue así en el planeta entero? ¿en todo ese tiempo se comió sólo
carnes, vegetales, frutas, nueces y huevos?
La dieta paleolítica no fue sólo una, la alimentación depende de su ubicación geográfica y de las épocas
más frías o más calientes, así que nuestros ancestros no se alimentaron de la misma manera. La caza
habría predominado en las regiones de latitudes más altas o en épocas de
heladas, por lo que algunos llevaron dietas más carnívoras que otros.
Todos estos alimentos
habrían sido cocinados hace 1, 5 millón de años con la utilización del fuego
por parte del Homo Erectus. Muchos de los investigadores afirman que
pudimos desarrollar nuestro cerebro gracias al consumo de carne. Pero, ¿si fue
gracias a la carne que pudimos desarrollarnos, qué pasó con el resto de
carnívoros?. La respuesta estaría en la
cocción, se podría decir que la carne ya
está en un proceso predigestivo gracias al fuego, esto habría influenciado
también en la constitución de nuestra flora bacteriana. No sólo cocinaban
carne, es muy probable que también lo hayan hecho con los carbohidratos. Cuando
se estudia más la nutrición del
Paleolítico se encuentran datos
interesantes en el análisis de la placa dental que mostrarían que el consumo de
tubérculos, cereales y legumbres se dio mucho antes de lo que se pensaba; sin embargo el consumo de los cereales y legumbres fue casi evitado a comparación de los tubérculos que fueron mucho más consumidos. Hay un estudio publicado en la revista Nature
Genetics en 2007 que dice que el éxito del
Homo Sapiens se debió a su ingesta de almidón. Según la publicación:“Nuestros primeros ancestros humanos comenzaron a buscar nuevas fuentes de
alimento más allá de las frutas maduras que comían los primates. Estas nuevas
fuentes eran alimentos con alto contenido de almidón, que se encontraban en
plantas en forma de tubérculos y bulbos y eran versiones de alimentos
modernos como zanahorias, papas y cebollas”.
Nosotras tendemos a estar de acuerdo con la
idea de que la evolución no se dio solamente por comer tal o cual alimento,
sino también por el modo en que éstos fueron preparados para hacerlos más
asimilables. Claro que los hombres prehistóricos no pensaban en términos de
asimilación, pero seguramente había una observación intuitiva fisiológica
después de comer ciertos alimentos cocinados. La cocina nos habría hecho humanos. Richard Wrangham, primatólogo de la Universidad de Harvard, en su libro Catching Fire sostiene que el uso del fuego para preparar alimentos, más que la carne, nos puso en el camino de la humanización. "Somos el único animal adaptado a la comida cocinada", afirma. De todos los primates poseemos el sistema intestinal más pequeño en relación al tamaño corporal. Nuestro estómago empezó a encogerse con el Homo Erectus, precisamente al cual se le atribuye el uso del fuego; también se observó en este homo, una disminución en los dientes, la pelvis y la caja torácica y un aumento del cerebro. Al ingerir una comida más blanda y hacer menor esfuerzo al masticar, proporcionó a nuestros ancestros reservas de energía extra con las cuales pudimos caminar distancias más largas y tener un sistema inmune fortalecido. Eduardo Angulo, biólogo de la Universidad del País Vasco, nos dice que la cocina obligó a ejercitar el intelecto en otro sentido, pues ya no sólo se planificaba para cazar el alimento y comerlo, sino que ahora se pensaba en su preparación, conservación y seguramente se desarrollaron nuevas formas de relacionarse con el alimento y el entorno e incluso nuevas habilidades sociales. Las investigaciones del equipo de Richard Wrangham, nos dicen que ya estamos adaptados a pasar nuestros alimentos por el fuego y el no hacerlo puede perjudicarnos. Precisamente en el estudio de la Universidad de Giessen sobre la comida cruda que se hizo con la participación de crudívoros voluntarios, se observó que el 50% de las mujeres que no probaron ningún alimento cocido, la menstruación se hizo muy infrecuente, incluso en algunas se paró totalmente.
Muchos
se preguntan, si esta dieta es tan saludable, ¿por qué entonces se vivía tan
poco, unos 30-40 años? Según los investigadores de la alimentación del Paleolítico, la muerte no sería causada por diabetes, alzheimer, cáncer, parkinson, etc; que son
enfermedades modernas y que además no se encuentran prácticamente en los
pueblos de actuales cazadores y recolectores. Más bien, pudiera haber sido causada
por accidentes violentos e infecciones. Sin embargo, hay evidencia de artrosis, considerada ésta como la enfermedad más antigua del mundo en los hombres con aproximadamente 1 millón de años. Pero a ciencia cierta no se puede determinar qué enfermedades habían, ya que los tejidos blandos se destruyen prácticamente cuando uno muere, sólo nos queda el tejido óseo, con el problema que menos del 1% de las enfermedades que padece el hombre afectan al tejido óseo.
La dieta Paleo en realidad no existe pues ya
no están disponibles los alimentos de nuestros ancestros; las frutas, las
carnes, vegetales y tubérculos eran diferentes a los que conocemos hoy en día; nuestros alimentos ahora ya son manipulaciones de la domesticación. Sin embargo, podemos tratar de
reproducirla y disfrutar sus beneficios.
Antes
de la aparición del Homo Sapiens, existieron otras especies, la más lejana y relacionada
con el hombre actual fue la del Australopitecus (3-4 millones de años
aproximadamente), que se alimentó de frutas, plantas, insectos y ciertos
tubérculos primitivos. Durante un tiempo
bastante largo consumió poca carne. Debido a procesos climáticos dejó su
alimentación normal para pasar a una más carnívora. Pasamos de tener un intestino
mucho más grande, que era bueno para la fermentación de la celulosa y de los
carbohidratos, a un intestino mucho más pequeño y un cerebro más grande,
cambiamos nuestra fisiología en el camino. Los investigadores reflexionan y nos dicen
que tal vez estaríamos viviendo lo mismo
pero con los “nuevos” alimentos del Neolítico. Estaríamos atravesando un
proceso de adaptación progresiva, que en unos miles de años o quizá mucho menos, podremos dar paso a una nueva configuración en
la fisiología humana, tal como les sucedió a los
ancestros de nuestros ancestros. Sin tenerlo muy presente, estamos
experimentando el cambio de lo que será el futuro cuerpo
humano. ¿No será que los grupos
que llevan dietas más vegetarianas se desarrollaran de manera distinta de los
que consumen carne y éstos de los comedores de cereales y legumbres? Quién
sabe. El argumento que dice que debemos comer como
nuestros antepasados porque
compartimos los mismos genes,
pudiera ser lógico y saludable, pero es interesante pensar que también compartimos
el 99.5% de nuestros genes con el chimpancé, somos diferentes y no comemos como
ellos. Además, no se puede saber con seguridad que evitando los cereales y las
legumbres estaremos libres de las llamadas enfermedades de la civilización. Se
sorprenderán que los pueblos y las personas más longevos del mundo consumen
cereales y legumbres; eso con más detalle en otro post!
Para el caso de las legumbres y cereales, es necesario acotar que tienen toxinas, una de estas toxinas se conoce como ácido fítico que forma parte del mecanismo de defensa de éstos alimentos, pero que a su vez bloquearía la absorción de minerales en nuestro organismo. Por eso, es muy importante no olvidar remojarlos antes de consumirlos!
Para
concluir, nosotras estuvimos siguiendo la dieta Paleo por un tiempo y sí la
consideramos muy saludable, especialmente para las personas que padezcan o
tengan familiares con las enfermedades antes dichas, en particular diabetes y
celiaquía. Las personas actualmente se alimentan con demasiados carbohidratos, estos producen inflamación y al disminuir su consumo, el cuerpo va recuperando la salud y se siente mucho más ligero y con energía. De todas maneras, no hemos dejado de consumir carbohidratos, de vez en cuando los comemos en forma de leguminosas, como las lentejas, garbanzos y frejoles, que si bien son un poco problemáticas
debido al ácido fítico, no tenemos por qué prohibirlas para siempre; remojarlas por un buen tiempo,
asegurándose de cambiar varias veces el agua ayudaría a digerirlas; hemos visto también que cuando llevan poco aderezo, un poquito de sal y aceite de oliva, sientan bien. La
quinua es una buena opción pero recuerden siempre la moderación.
Lo más saludable que tiene
la dieta Paleo es el dejar todos los alimentos procesados y eso sí que cambia la
salud!
Bueno, hasta aquí con este post, nos vemos en el
siguiente!