Gimnasia Daoyin |
Este post está inspirado en el artículo de Jean Levi, sinólogo e investigador del Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS) sobre la abstinencia de los cereales en los taoístas.
El tabú alimentario es un tema apasionante, cada
sociedad y cultura llevan a cabo prácticas en las que prohíben ciertos
alimentos. Las causas de estas prohibiciones pueden ser varias. Entre ellas:
Causas de determinadas condiciones ecológicas y económicas, que tienen que ver con la disponibilidad ecológica del medio
geográfico y la producción alimentos.
Causas sociales, relacionadas a la construcción de la identidad de un grupo respecto
a otro.
Causas simbólicas, que darían significado al entorno donde se vive.
Causas
psicológicas y emocionales, propias de cada individuo.
Causas
fisiológicas, observadas
de la relación alimento- enfermedad o muerte, esto es, alimentos venenosos o no
digeribles o asimilables en el organismo.
Causas mágico-
religiosas, que
legitimarían todas las anteriores y que provendrían de una revelación de los
espíritus de la naturaleza, de un dios o de actos propiciatorios para recibir
favores.
Generalmente, cuando se habla de alguna
prohibición alimentaria, ésta tiene como protagonista a uno o varios animales.
Pero es interesante ver que la prohibición en los antiguos monjes taoístas no
eran los animales, sino los cereales como el trigo, el centeno, el arroz y la
cebada, alimentos que a primera vista no tendría sentido de prohibirse en una
sociedad que es meramente agrícola. Esto los hace muy diferentes de los adeptos del cristianismo, judaísmo, islamismo,
hinduismo y budismo que sí incorporan cereales casi diariamente a sus dietas.
Observemos brevemente lo que los antiguos
autores taoístas afirmaban en relación al abandono de los cereales. Estos
libros datan desde los 300 años a. de J.C. aproximadamente, y algunos también
después de Nuestra Era.
Tenemos por ejemplo el Lùshi Chunqiu de Lu Buwei, un tipo de
enciclopedia de la antigua China, en donde se hace alusión a un sabio que
“practicaba el arte de no comer
cereales”. También, en el Shi ji de Sima Qian, un libro de
memorias históricas, un personaje llamado Zhang Liang, que después de haber
contribuido a instalar a los Han en el trono, habría abandonado el comercio de
los hombres para iniciarse en el arte
de interrumpir los cereales y practicar la gimnasia Daoyin. Otro autor llamado Zhuang
zi, célebre filósofo chino, menciona que en una isla paradisíaca los
habitantes no ingerían los cinco cereales y se dedicaban a aspirar el viento y
el rocío.
Zhuang zi, filósofo chino. |
Según los cuentos y biografías taoístas, esta
práctica era el medio para escapar del envejecimiento. Como se observa en un
relato del libro El Baopuzi: Una
concubina se vio obligada a refugiarse en las montañas para huir de los
problemas que sobrevinieron bajo el reinado del príncipe Qin, fue así que
ésta se inició en la dietética taoísta por un inmortal. Doscientos años más
tarde ella es capturada por unos cazadores y regresa al consumo de los
cereales, muy rápidamente deviene en una pequeña vieja decrépita y muere. En el
Shenxian zhuan, libro de biografías
de santos inmortales, un hombre, Chen Jian interrumpe los cereales y se hace
tan ligero que camina a unos centímetros
elevado del suelo. Otro hombre llamado Whan Zhen, suprime los cereales durante
30 años, obtiene el rostro de un niño y después se hace inmortal. Este último libro
sobre todo, contiene numerosos relatos fantásticos y referencias de taoístas,
los cuales al suprimir los cereales alcanzan una longevidad excepcional y otros
obtienen la vida eterna. En el Huainanzi, texto clásico de filosofia china, hay un refrán que dice "aquellos que comen cereales son inteligentes pero mueren pronto; aquellos que no comen nada son inmortales".
Remontándose a las fuentes mismas del
taoísmo, esta abstinencia ha persistido a todo lo largo de su historia. Incluso
se mantuvo muy fuerte en aquellas corrientes taoístas más influenciadas por el
budismo. Cualquiera sea la escuela taoísta a la que se pertenece, la
abstinencia de los cereales está referida siempre. Esta prohibición muchas
veces se menciona como absoluta, ellos no sólo cortan la vida, también pudren
las cinco vísceras, (en medicina china las cinco vísceras refieren a los cinco
órganos principales: pulmones, riñones, hígado, corazón, bazo/páncreas). Si un grano
entra en tu boca no esperes la vida eterna.
.
Sin embargo, falta agregar que en algunos
textos, dicha interrupción no es una condición para convertirse en inmortal.
Algunos autores incluso afirman que la prohibición de cereales no hace nada en
contra del envejecimiento, menos aún, que tal abstinencia entre las reglas de
higiene y dietética taoísta permita la inmortalidad o al menos prolongar la
vida.
La dietética taoísta consiste más bien en
ajustar los deseos, no tener una alimentación demasiado abundante y comer de
acuerdo a las estaciones. Esta abstinencia sería practicada entonces por
ciertos grupos, más no formaría parte de las características constitutivas del
taoísmo. Cuestionada por algunos, este
hecho de la práctica sí fue uno de los principios generales de los ascetas
taoístas.
Parece que la abstinencia de los granos fue
una práctica muy muy antigua, pero también había sido poco a poco totalmente abandonada, o al
menos relegada a un segundo plano en favor de las prácticas alquímicas. La
difusión del budismo que prohíbe la matanza de los seres vivos y el consumo de
carne, de todas maneras tuvo que jugar un papel importante. Hay que tener en cuenta sin embargo,
que la negativa de ciertos alimentos en el taoísmo nunca es dictada por razones
morales, sino siempre de higiene.
Una de las causas de la prohibición de los
cereales estaría relacionada a la observación de lo que causaba en el organismo.
Según ciertos monjes, los cereales engordan en el interior del cuerpo a los
Tres Gusanos o Tres Cadáveres, principios de la podredumbre, la corrupción y la
muerte. En el Lunheng, texto clásico
chino que contiene ensayos sobre las ciencias naturales, dice lo siguiente:
“Dentro del vientre del hombre hay tres gusanos que carcomen los intestinos”. En El
Libro del Patio Amarillo, libro clásico taoísta de los siglos IV-V, “su
peste turba los espíritus y la respiración embrionaria cesa”. “Cuando los
bárbaros comen arroz ellos se convierten en leprosos, los caballos tienen los
pies pesados cuando comen granos y los
gansos silvestres tienen tumores en todo el cuerpo cuando ingieren este veneno”.
Resulta interesante que esta observación
fisiológica que hacen lo taoístas, pero en su lenguaje antiguo, propio de la
época, coincida con las recomendaciones médicas modernas que nos proponen no consumir un
exceso de estos alimentos que son ricos en almidón y en azúcar y que
provocarían en el cuerpo un aumento de la glucosa en sangre, aumento de la grasa
corporal, pesadez, fatiga; una dieta baja en carbohidratos es aconsejada cuando
se tienen parásitos en los intestinos.
En la antigüedad, si bien había relatos
fantásticos y poco creíbles sobre ciertos alimentos, muchos de estos pudieron estar
basados en una observación real de las consecuencias de su ingesta en el cuerpo; y eso es lo
fascinante de mirar el pasado, encontrar que había una antigua ciencia de la
nutrición, que las personas también tomaban interés en su salud y su bienestar.
En aquellos tiempos, lo mágico e increíble convivía con una compleja ciencia
que es la de tratar de comprender qué pasa en nuestro organismo.Como
se ha visto, la práctica de tal prohibición es entendida como un arte. La estética inunda siempre la
literatura china y lo que se entiende como arte no sólo son las prácticas
culturales de contenido estético como la escritura, la pintura y la danza, sino
que también se extienden a otras más cotidianas como lo es, por ejemplo, la ceremonia
del té, y en este caso, la alimentación sin cereales. Se trata entonces de
darle un sentido artístico a todo lo que produce bienestar, armonía y belleza, y entre ellos por qué no, los alimentos.
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