jueves, 1 de agosto de 2013

Los monjes taoístas que no comen cereales.

Gimnasia Daoyin

Este post está inspirado en el artículo de Jean Levi, sinólogo e investigador del Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS) sobre  la abstinencia de los cereales en los taoístas.

El tabú alimentario es un tema apasionante, cada sociedad y cultura llevan a cabo prácticas en las que prohíben ciertos alimentos. Las causas de estas prohibiciones pueden ser varias. Entre ellas:  

Causas de determinadas condiciones ecológicas y económicas, que tienen que ver con la disponibilidad ecológica del medio geográfico y la producción alimentos.
Causas sociales, relacionadas a la construcción de la identidad de un grupo respecto a otro.
Causas simbólicas, que darían significado al entorno donde se vive.
Causas psicológicas y emocionales, propias de cada individuo.
Causas fisiológicas, observadas de la relación alimento- enfermedad o muerte, esto es, alimentos venenosos o no digeribles o asimilables en el organismo.
Causas mágico- religiosas, que legitimarían todas las anteriores y que provendrían de una revelación de los espíritus de la naturaleza, de un dios o de actos propiciatorios para recibir favores.


Generalmente, cuando se habla de alguna prohibición alimentaria, ésta tiene como protagonista a uno o varios animales. Pero es interesante ver que la prohibición en los antiguos monjes taoístas no eran los animales, sino los cereales como el trigo, el centeno, el arroz y la cebada, alimentos que a primera vista no tendría sentido de prohibirse en una sociedad que es meramente agrícola. Esto los hace muy diferentes de los  adeptos del cristianismo, judaísmo, islamismo, hinduismo y budismo que sí incorporan cereales casi diariamente a sus dietas.

Observemos brevemente lo que los antiguos autores taoístas afirmaban en relación al abandono de los cereales. Estos libros datan desde los 300 años a. de J.C. aproximadamente, y algunos también después de Nuestra Era.

Tenemos por ejemplo el Lùshi Chunqiu de Lu Buwei, un tipo de enciclopedia de la antigua China, en donde se hace alusión a un sabio que “practicaba el arte de no comer cereales”.  También, en el Shi ji de Sima Qian, un libro de memorias históricas, un personaje llamado Zhang Liang, que después de haber contribuido a instalar a los Han en el trono, habría abandonado el comercio de los hombres para iniciarse en el arte de interrumpir los cereales y practicar la gimnasia Daoyin. Otro autor llamado Zhuang zi, célebre filósofo chino, menciona que en una isla paradisíaca los habitantes no ingerían los cinco cereales y se dedicaban a aspirar el viento y el rocío. 

Zhuang zi, filósofo chino.


Según los cuentos y biografías taoístas, esta práctica era el medio para escapar del envejecimiento. Como se observa en un relato del libro El Baopuzi: Una concubina se vio obligada a refugiarse en las montañas para huir de los problemas que sobrevinieron bajo el reinado del príncipe Qin, fue así que ésta se inició en la dietética taoísta por un inmortal. Doscientos años más tarde ella es capturada por unos cazadores y regresa al consumo de los cereales, muy rápidamente deviene en una pequeña vieja decrépita y muere. En el Shenxian zhuan, libro de biografías de santos inmortales, un hombre, Chen Jian interrumpe los cereales y se hace tan ligero que  camina a unos centímetros elevado del suelo. Otro hombre llamado Whan Zhen, suprime los cereales durante 30 años, obtiene el rostro de un niño y después se hace inmortal. Este último libro sobre todo, contiene numerosos relatos fantásticos y referencias de taoístas, los cuales al suprimir los cereales alcanzan una longevidad excepcional y otros obtienen la vida eterna. En el Huainanzi, texto clásico de filosofia china, hay un refrán que dice "aquellos que comen cereales son inteligentes pero mueren pronto; aquellos que no comen nada son inmortales". 

Remontándose a las fuentes mismas del taoísmo, esta abstinencia ha persistido a todo lo largo de su historia. Incluso se mantuvo muy fuerte en aquellas corrientes taoístas más influenciadas por el budismo. Cualquiera sea la escuela taoísta a la que se pertenece, la abstinencia de los cereales está referida siempre. Esta prohibición muchas veces se menciona como absoluta, ellos no sólo cortan la vida, también pudren las cinco vísceras, (en medicina china las cinco vísceras refieren a los cinco órganos principales: pulmones, riñones, hígado, corazón, bazo/páncreas). Si un grano entra en tu boca no esperes la vida eterna.

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Sin embargo, falta agregar que en algunos textos, dicha interrupción no es una condición para convertirse en inmortal. Algunos autores incluso afirman que la prohibición de cereales no hace nada en contra del envejecimiento, menos aún, que tal abstinencia entre las reglas de higiene y dietética taoísta permita la inmortalidad o al menos prolongar la vida. 

La dietética taoísta consiste más bien en ajustar los deseos, no tener una alimentación demasiado abundante y comer de acuerdo a las estaciones. Esta abstinencia sería practicada entonces por ciertos grupos, más no formaría parte de las características constitutivas del taoísmo.  Cuestionada por algunos, este hecho de la práctica sí fue uno de los principios generales de los ascetas taoístas.

Parece que la abstinencia de los granos fue una práctica muy muy antigua, pero también había sido poco a poco totalmente abandonada, o al menos relegada a un segundo plano en favor de las prácticas alquímicas. La difusión del budismo que prohíbe la matanza de los seres vivos y el consumo de carne, de todas maneras tuvo que jugar un papel importante. Hay que tener en cuenta sin embargo, que la negativa de ciertos alimentos en el taoísmo nunca es dictada por razones morales, sino siempre de higiene.

Una de las causas de la prohibición de los cereales estaría relacionada a la observación de lo que causaba en el organismo. Según ciertos monjes, los cereales engordan en el interior del cuerpo a los Tres Gusanos o Tres Cadáveres, principios de la podredumbre, la corrupción y la muerte. En el Lunheng, texto clásico chino que contiene ensayos sobre las ciencias naturales, dice lo siguiente: “Dentro del vientre del hombre hay tres gusanos que carcomen los intestinos”. En El Libro del Patio Amarillo, libro clásico taoísta de los siglos IV-V, “su peste turba los espíritus y la respiración embrionaria cesa”. “Cuando los bárbaros comen arroz ellos se convierten en leprosos, los caballos tienen los pies pesados cuando comen  granos y los gansos silvestres tienen tumores en todo el cuerpo cuando  ingieren este veneno”. 

Resulta interesante que esta observación fisiológica que hacen lo taoístas, pero en su lenguaje antiguo, propio de la época, coincida con las recomendaciones médicas modernas que nos proponen no consumir un exceso de estos alimentos que son ricos en almidón y en azúcar y que provocarían en el cuerpo un aumento de la glucosa en sangre, aumento de la grasa corporal, pesadez, fatiga; una dieta baja en carbohidratos es aconsejada cuando se tienen parásitos en los intestinos.  

En la antigüedad, si bien había relatos fantásticos y poco creíbles sobre ciertos alimentos, muchos de estos pudieron estar basados en una observación real de las consecuencias de su ingesta en el cuerpo; y eso es lo fascinante de mirar el pasado, encontrar que había una antigua ciencia de la nutrición, que las personas también tomaban interés en su salud y su bienestar. En aquellos tiempos, lo mágico e increíble convivía con una compleja ciencia que es la de tratar de comprender qué pasa en nuestro organismo.Como se ha visto, la práctica de tal prohibición es entendida como un arte. La estética inunda siempre la literatura china y lo que se entiende como arte no sólo son las prácticas culturales de contenido estético como la escritura, la pintura y la danza, sino que también se extienden a otras más cotidianas como lo es, por ejemplo, la ceremonia del té, y en este caso, la alimentación sin cereales. Se trata entonces de darle un sentido artístico a todo lo que produce bienestar, armonía y belleza, y entre ellos por qué no, los alimentos.

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